El pasado martes falleció el virtuoso del violín y excelente pedagogo Aaron Rosand, a la edad de 92 años, a causa de una pneumonía.
Con una de las carreras violinisticas más longevas que se recuerdan, el violinista estadounidense también fue un reconocido, así como comprometido, maestro del instrumento.
Rosand nació en Hammond, Indiana, en 1927. Hijo de un cantante polaco de cabaret y una pianista de cine rusa, Aaron mostró su evidente talento a temprana edad y sus padres se mudaron a Chicago y se aseguraron que tuviera una buena educación. Debutó en 1937 junto a la Orquesta Sinfónica de Chicago, dirigida por Frederick Stock. Interpretó, en aquella ocasión, el Concierto de Mendelssohn.
Desde los 12 años estudió en el Chicago Music College con Leon Sametini, un antiguo alumno de Ševčík e Ysaÿe. Posteriormente, se mudó a Philadelphia para estudiar en el Curtis Institute of Music, con Efrem Zimbalist.
Famoso por sus interpretaciones del repertorio romántico y su suave tono, Rosand grabó muchos álbumes e hizo de solista con numerosas, y prestigiosas, orquestas de todo el mundo. Entre los años 1960 y 1970 tuvo una muy completa agenda en Europa, donde dio un gran número de conciertos.
Tras el fallecimiento de Ivan Galamian en 1981, se unió a la facultad del Curtis Institute, tras una invitación de su antiguo profesor Efrem Zimbalist. Puesto que ocupó durante toda su segunda mitad de vida y donde realmente dejó huella en el mundo del violín. Fue tanto el amor por esta institución que hizo una donación de 1,5 millones de dólares al vender su violín en 2009, el Guarneri “del Gesù” Kochanski de 1741, que vendió por 10 millones.
Algunos de sus alumnos más destacados son Benjamin Schmid, Alexander Kerr, Stephanie Jeong, Ray Chen, Richard Lin, Dami Kim, Ziyu Victor Li o Stephen Waarts.
Con su muerte, se pierde uno de los últimos enlaces que quedaban con la edad de oro del violín. Desde Cuerdas a diario nos unimos a las muestras de apoyo y condolencias hacia la familia, amigos, colegas y alumnos del maestro.